De la biofísica a la biología sintética: innovación y determinación en la ciencia
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El Dr. Daniel Guerra Giraldez, jefe del Departamento de Ingeniería y líder del Laboratorio de Biofísica de Moléculas Individuales en la Universidad Peruana Cayetano Heredia, ha trazado un camino de constante evolución en la investigación científica, integrando bioquímica, biofísica y biología sintética para enfrentar desafíos globales y formar redes de colaboración internacional.
El Dr. Daniel Guerra Giraldez creció en un entorno familiar donde la ciencia era parte del día a día. Su padre, reconocido investigador en microbiología, fue una influencia directa en su vocación por la investigación. “Desde chico se me presentó la ciencia como la ocupación más poderosa de todas, por ser la que expande los límites de la humanidad y crea el futuro”, afirma.
Esa visión lo llevó a estudiar Biología en la Universidad Peruana Cayetano Heredia. “La biología molecular me fascinó desde la pre (el CEPU) por ser el nivel fundamental para entender la vida. Si comprendemos la vida en su nivel molecular, podemos entender cómo funcionan los sistemas biológicos complejos y cómo intervenir en ellos”, reflexiona. Esta pasión lo llevó a obtener una maestría en Bioquímica y Biología Molecular, así como un doctorado en Ciencias Biomédicas con orientación en Bioquímica, consolidando así su especialización científica.
BIOFÍSICA: UNA NUEVA FORMA DE EXPLORAR LA VIDA
El Laboratorio de Biofísica de Moléculas individuales, que dirige desde hace casi 16 años, fue pionero en su campo dentro de la universidad. Su interés en motores moleculares y transcripción bacteriana sentó las bases de una carrera que siempre ha aplicado una aproximación experimental, desde la curiosidad fundamental hasta posibles aplicaciones tecnológicas. “La biofísica es una forma de integrar física, biología y química para entender cómo las moléculas realizan tareas increíblemente diversas en las células”, detalla.
Sin embargo, alcanzar resultados en biofísica no fue sencillo. Los retos del financiamiento hicieron que el Dr. Guerra adoptara un enfoque creativo y colaborativo. “En ciencia, uno no puede aislarse. Necesitas colaborar, aprender de otros y ser resiliente. Así los resultados y publicaciones que generamos han sido escasos debido a las dificultades y al poco control que pudimos conservar en los proyectos, siendo el ‘hermano menor’ de la red”, recuerda.
INGENIERÍA GENÉTICA Y BIOLOGÍA SINTÉTICA
En 2015, el Dr. Guerra inició una nueva etapa profesional al explorar la ingeniería genética en bacterias, cambio que describe como desafiante, pero necesario. “Fue una época difícil porque significaba reinventarme. Pasé de la biofísica pura a un campo más aplicado, pero la necesidad de sobrevivir me motivó”, explica. La ingeniería genética le permitió abordar problemas prácticos, como el desarrollo de nuevas herramientas biológicas para aplicaciones industriales y médicas.
En 2019, su trabajo en biología sintética se consolidó con la investigación en biosensores, dispositivos basados en organismos modificados genéticamente para detectar contaminantes, enfermedades u otras moléculas específicas. “La biología sintética es el futuro, porque los países industrializados ya la han adoptado como estrategia para el cambio de matriz en manufactura y energía. Además, ofrece una diversidad inmensa de posibilidades. Los biosensores, por ejemplo, tienen aplicaciones virtualmente ilimitadas en salud y ambiente. Tanto en monitoreo como intervención”, subraya.
Actualmente, su laboratorio cuenta con líneas de investigación maduras, resultados sólidos y financiamiento asegurado para los próximos cinco años. “Esto no es un logro, sino una oportunidad para trabajar en sintonía con una coyuntura internacional”, añade con orgullo.
EL EQUILIBRIO ENTRE RIESGO Y ORIGINALIDAD
Uno de los mayores retos en la investigación científica es obtener financiamiento para proyectos innovadores. El Dr. Guerra lo explica con claridad: “Las ideas son baratas. Lo difícil es demostrar que una idea es viable. Los fondos no se ganan solo con propuestas, necesitas resultados preliminares que prueben que puedes hacer lo que prometes”.
Esta dinámica exige un equilibrio entre originalidad y riesgo. “Si el riesgo es muy bajo, solo harás lo que ya está hecho. Pero, si el riesgo es demasiado alto, puedes quedarte sin entregar lo mínimo que prometiste. La clave está en proponer algo ambicioso pero alcanzable, y tener siempre olfato para un plan B”, detalla.
La resiliencia ha sido fundamental para mantener su trayectoria. “A veces no logras los objetivos iniciales y tienes que redirigir el proyecto. La ciencia no se trata de tener la razón sino de encontrar la verdad. Así que hay que adaptarse, aprender y seguir generando conocimiento.”, reflexiona.
RECLONE: DEMOCRATIZANDO EL ACCESO A LA CIENCIA
Recientemente, el Dr. Guerra se unió a Reclone, una red global de científicos con el objetivo de democratizar el acceso a reactivos biológicos, como enzimas y proteínas. “En América Latina, conseguir estos insumos es complicado y costoso. A veces se demoran meses, y cuando llegan no son confiables por problemas en la cadena de frío o las aduanas”, señala.
La iniciativa Reclone propone una solución innovadora: producir los reactivos localmente utilizando genes libres de patente. “Esto cambia las reglas del juego, porque no solo reduce los costos, sino que nos da independencia. Los científicos necesitamos autonomía para trabajar”, afirma. Además, para facilitar que surjan iniciativas autosostenidas, la colección de genes de Reclone puede ser utilizada para fines académicos o comerciar por igual. “Para servir a la sociedad, algunas iniciativas privadas podrían tener alcances donde los laboratorios académicos no pueden llegar”.
En diciembre de 2024, el Dr. Guerra fue parte de un artículo publicado en el blog de Science. Este texto destacó el impacto de la red en la democratización del acceso a reactivos biológicos, un esfuerzo global para facilitar la investigación y que se reforzará en Sudamérica gracias al apoyo de la fundación Chan Zuckerberg Initiative.
Con décadas de experiencia y una carrera en constante evolución, el Dr. Guerra mantiene intacta su pasión por la ciencia. “Como en el Perú el conocimiento no es valorado, el trabajo científico es despreciado. Así que estamos obligados a explicar todo el tiempo cómo vamos a salvar al mundo. Pero la ciencia es generar conocimiento, es creer que existe una realidad objetiva e ir a por ella.”, concluye.Su trabajo, que comenzó con la biofísica molecular, ha evolucionado por necesidad hacia aplicaciones prácticas en biología sintética, pero conserva el rigor típico de las ciencias duras, aspirando dejar un legado de investigación, colaboración y compromiso con el país.