Mag. Magaly Cruzalegui: educar en la diferencia, transformar desde el respeto

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Especialista en educación especial e inclusión, la Mag. Magaly Cruzalegui impulsa un programa que va más allá de la enseñanza: busca cambiar miradas, actitudes y estructuras. Su apuesta: una educación que acoja la diversidad como riqueza, no como obstáculo.

La Mag. Magaly Cruzalegui lo dice sin rodeos: “No hay estudiantes difíciles. Hay escuelas que no están preparadas para ellos”. Esa frase, simple y contundente, podría ser el punto de partida del Diplomado de Posgrado en Educación Especial y Atención a la Diversidad que coordina en Posgrado Cayetano.

Su experiencia no es solo académica: ha trabajado en escuelas, programas del Estado y organismos internacionales. Conoce de primera mano las realidades de los salones de clase: la escasez de recursos, maestras y maestros desbordados, sus silencios incómodos ante la inclusión de un estudiante que ‘no encaja’. También comprende el peso de las etiquetas con las que los adultos imponen a los niños, sin saber el peso que esas palabras arrastran: ‘hiperactivo’, ‘lento’, ‘problema’, ‘discapacidad’.

“Lo que necesitan no es que los encasillen, sino que los escuchen, los comprendan, que se adapten los entornos a sus necesidades”, explica.

Formar para transformar

Por eso, el diplomado que lidera no está pensado como una capacitación técnica. Es una invitación a repensar la escuela desde sus bases. El programa, explica, forma a profesionales para diseñar estrategias pedagógicas inclusivas para intervenir en casos de discapacidad, trastornos del neurodesarrollo o dificultades específicas del aprendizaje, pero también —sobre todo— para cambiar la forma en que se entiende la diversidad en el aula.

“Muchos docentes sienten que no están preparados, que no saben qué hacer cuando un niño no aprende como los demás”, comenta. “Nosotros les damos herramientas, pero también les enseñamos a cuestionar sus propios prejuicios”.

El enfoque del diplomado es interdisciplinario. Participan psicólogos, educadores, terapeutas, y otros profesionales del sector público y privado. Todos con una pregunta en común: ¿cómo construir entornos educativos que no excluyan?

De la norma al cambio real

Uno de los ejes del programa es el marco normativo: “La legislación peruana es clara. La educación debe ser inclusiva. Pero una cosa es lo que dice la ley, y otra lo que pasa en las escuelas”. Por eso, el diplomado dedica un módulo a analizar políticas públicas, marcos internacionales como la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, y experiencias concretas de inclusión educativa.

La Mag. Cruzalegui subraya que la educación especial no debe pensarse como una categoría separada, sino como parte del derecho universal a una enseñanza de calidad. “La diversidad es parte del aula. Siempre lo ha sido. Solo que antes se invisibilizaba o se excluía”, sostiene.

Aprender desde la experiencia

Los estudiantes del diplomado abordan casos reales a partir de la experiencia de los docentes. Además, diseñan adaptaciones curriculares, coordinan con familias y especialistas. Porque si algo enseña la inclusión es que no se puede hacer en soledad.

“Una de las cosas más importantes es el trabajo colaborativo. Nadie puede incluir solo. Necesitas equipos, redes de apoyo, una escuela que se comprometa”, remarca. Por eso, insiste en que el cambio educativo no es responsabilidad exclusiva del docente de aula: involucra a directores, UGEL, políticas públicas, FAMILIAS Y comunidad.

Miradas que se expanden

A lo largo del diplomado, hay un fenómeno que se repite. Muchos estudiantes llegan buscando ‘soluciones’ para sus aulas. Pero salen con algo más complejo: una nueva forma de mirar. “Cambian su relación con la diversidad. Ya no la ven como problema, sino como posibilidad”, señala. Y eso, para la Mag. Cruzalegui, es el mayor logro: “Una educación que no le teme a la diferencia, sino que aprende de ella”.

En un país donde miles de niños con discapacidad siguen sin acceder a una educación de calidad, donde la inclusión a veces se reduce a un slogan, ella prefiere trabajar desde la transformación cotidiana. “No basta con decir que todos tienen derechos. Hay que hacer que esos derechos se cumplan. Y eso requiere formación, compromiso y convicción”.

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