El impacto laboral de la salud mental y el interés del empleador de promoverla
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Escrito por: Daniel Robles Ibazeta
Business Empresarial.- La salud mental representa uno de los aspectos más difíciles de abordar en el ámbito laboral pese a que son cada vez más comunes los casos de burnout (síndrome de desgaste profesional) o de depresión relacionada a circunstancias laborales difíciles. Este no es un problema que aqueja únicamente a nuestro país, la Organización Internacional del Trabajo estima que cada año se pierden 12,000 millones de jornadas de trabajo debido a la depresión y ansiedad a nivel mundial.
¿Cómo abordamos esta situación en el Perú?, en mi experiencia como abogado laboralista he identificado mucha desorientación e incertidumbre, pues las enfermedades mentales ni siquiera están incluidas en los protocolos de prevención de Seguridad y Salud en el Trabajo, como ya lo están en España, donde la legislación laboral incluye protocolos claros sobre la prevención de riesgos psicosociales en el lugar de trabajo. De manera similar, en Francia, el Código del Trabajo obliga a las empresas a implementar medidas para prevenir el estrés laboral, mostrando cómo un enfoque proactivo puede marcar la diferencia.
Actualmente la prevención y el abordaje de escenarios de depresión en los centros de trabajo dependen de la buena voluntad de los empleadores. Aunque la normativa laboral sigue siendo endeble, muchos empresarios son conscientes de que las consecuencias de descuidar la salud mental de los trabajadores generan un sobrecosto que deberá ser asumido por ellos y que incluso puede ocasionar daños en su reputación. Por ello, es importante que pongan especial atención a dos factores que suelen desencadenar escenarios de estrés y depresión:
El hostigamiento laboral es una de ellas. Diversos estudios han demostrado una relación directa entre el hostigamiento laboral y la depresión. Si bien existe una normativa clara sobre el hostigamiento vertical, cuando se da en relaciones de poder, de un superior a un subordinado; no existe marco regulatorio para abordar los casos de hostigamiento horizontal, que se da entre compañeros de trabajo del mismo rango (mobbing) y que puede darse a través de comentarios malintencionados, exclusión deliberada, insultos, críticas constantes y actos que menoscaben la dignidad de una persona.
Otro problema frecuente es la sobrecarga de funciones. Urge el fomento de protocolos que permitan una distribución equitativa del trabajo en las organizaciones, así como una cultura de apoyo donde los empleados sientan que pueden acudir a sus líderes cuando tienen problemas, incentivar el equilibrio entre la vida laboral y personal, así como la implementación espacios de diálogo para la detección temprana de casos de depresión o ansiedad.
En el Perú, es momento de reconocer que la salud mental debe ser una prioridad tanto en la política pública como en la gestión empresarial. Ignorar este tema no solo afecta la calidad de vida de los trabajadores, sino que tiene un impacto directo en la productividad y en los costos de las empresas. Construir lugares de trabajo donde la salud mental sea una prioridad es una decisión estratégica que beneficia a todos. Es hora de que empleadores, trabajadores y el Estado trabajen juntos para garantizar entornos laborales más justos, productivos y humanos.
Daniel Robles Ibazeta, Docente de la Maestría en Comportamiento en las Organizaciones de Posgrado Cayetano